A la hora de contemplar un cambio al estilo de vida minimalisma, mucha gente se da cuenta de la dura realidad: tiene niños y familia. Y ellos no tienen ni idea de qué es el estilo de vida minimalista.
Despues de todo, los niños son la máxima expresión del consumismo, o no? Cualquier anuncio los convence, cualquier cosa los atrae, y como si fuera poco deshacen y dejan atrás la ropa y lo que se les compra, a una velocidad impresionante. Los niños son una máquina de consumo imparable… e irracional. Entre convencer a una pareja, o convencer a un niño, no sé cuál de los dos será más complicado.
Estoy exagerando, por supuesto. Los niños y familia no son ningún obstáculo para emprender un cambio hacia el minimalismo. Mas bien participarlos e incorporarlos al proyecto puede ser un experiencia muy provechosa para todos. Nada más hay que tener en cuenta algunos puntos básicos para trabajar con ellos:
- Comience con sus cosas primero, dé el ejemplo. Usted fue el de la idea, usted tiene que liderar la iniciativa. No se vale hacer el experimento con las cosas de los demás, mientras las suyas quedan guardadas en una gaveta. Emprenda el proceso de deshacerse de cosas usted, y deje que los demás lo sigan.
- Respete la decisión si no quieren unirse al proyecto. El minimalismo es un estilo de vida que no a todos les atrae, y eso incluye a sus hijos y familiares. El hecho de que vivan en la misma casa, no significa que tengan que seguirlo en su iniciativa. No hay problema si no quieren unirse, siga adelante usted con su proyecto. Y recuérdeles que si cambian de parecer, en cualquier momento pueden unirse.
- Empiece por buscar las cosas que no se usan. Esas son fáciles de identificar y dan una oportunidad muy buena para probar deshacerse de cosas. Identificar cosas que no se “necesitan”, o que no aportan valor, puede ser dificil especialmente para los que apenas están comenando a experimentar con la idea del minimalismo con niños. Pero las cosas que no se usan, esas sí son fáciles de identificar, y muchas veces hay una relación directa: si algo no se usa, es porque no se necesita realmente.
- Explíqueles qué está haciendo y por qué. Aunque sean niños pequeños, ellos también pueden entender y quieren entender. No hay nada peor que las iniciativas que llegan “porque alguien dice”. Cuando esté explicando el asunto, no olvide aclararle a todos que no es que están prohibidas las compras… sino que cada compra va a ser mejor pensada y razonada. No está implementando un sistema de carencia en su casa, sino uno que busca maximizar el valor de las cosas.
- Conforme va avanzando, vaya mostrando los beneficios del proyecto. No olvide comentar si nota que la casa está más ordenada, que pasan menos tiempo buscando cosas, o que ahora salen más rápido en las mañanas. Al mismo tiempo, tenga mucho cuidado de no convertirse en una sesión de propaganda: mencionar lo bueno de vez en cuando está bien, pero estar repitiendo lo buena que fue su idea todos los días a todas horas, más bien aburre y ahuyenta a la gente.
- Invite a los demás a consultar sus compras con usted, especialmente si se trata de niños pequeños. Ayúdelos a llegar a la mejor conclusión, y una vez que haya llegado ahí, respete su criterio. La idea de razonar no es convencerlos siempre de que usted tiene la razón, porque usted no siempre va a tener la razón. Deles la libertad de apartarse de su criterio, si desean hacerlo, una vez que hayan entendido todos los pros y contras.
- Recuerde que no existe una solución única, ni una solución permanente. Sus hijos y su familia tendrán diferentes ideas acerca de qué les aporta valor y qué no, y esas ideas no necesariamente van a coincidir con las suyas. Incluso con el tiempo puede ser que esas ideas vayan cambiando. No tiene nada de extraño ni nada de malo: cada quien busca la mejor forma de disfrutar de la vida y de las cosas.
- Recuerde que los niños están inmersos en un contexto social. Un contexto que suele ser mucho más complejo que el suyo. Ellos recibirán presión en la escuela o colegio, una vez que empiece a conocerse que tienen un estilo de vida diferente al de los demás. Recuérdeles que ser diferente no es malo, y que no tienen por qué hacerle caso a los demás. Además abra la posibilidad de que se alejen del proyecto, si sienten que no es compatible con su entorno social. El minimalismo debe mejorar la calidad de vida de todos, no crear divisiones e incomodidades.
- No satanice los regalos en los días festivos. No hay nada peor que saber que se aproxima la Navidad o un cumpleaños, pero los regalos están “prohibidos” o son mal vistos “porque somos minimalistas”. Recuerde: todos estamos inmersos en un entorno social, y hay gente a nuestro alrededor que no comparte nuestro estilo de vida. No podemos controlar si alguien quiere regalarnos algo, pero si podemos controlar cómo aprovechamos ese regalo. En esos días, disfrute, y luego reflexione acerca de qué cosas están aportando valor y se quedan con usted, y cuáles pueden pasar a manos de otros, que les puedan sacar mayor provecho.
- Recuerde compartir los beneficios. Adoptar un estilo de vida minimalista va a generarle beneficios: quizás tenga un poco más de dinero, menos estrés, y más tiempo. Recuerde compartir esos beneficios con los demás que están participando en su proyecto. Si tiene más dinero, puede emplear un poco en alguna salida en familia o alguna inversión en común. Y si tiene más tiempo, úselo para compartir con esa gente que quiere estar con usted.