Hace un tiempo encontré en internet el término Freegan. Me pareció interesante investigar un poco al respecto. Inicialmente por como sonaba el término, me imaginaba que era algún tipo de cultura que tenía que ver con el Reaganismo de los 80s… probablemente algún grupo que surgió como reacción a esas políticas en Estados Unidos.
Sin embargo luego me di cuenta que en realidad los Freegan nada tienen que ver con el Reganismo, y más bien tienen una historia que va muchísimo más lejos de la década de los ochentas.
Los freegan pueden considerarse una especie de minimalistas extremos, que llevan a la máxima expresión el principio de aprovechar al máximo lo que se tiene.
Que es un Freegan?
Los Freegan son una cultura que cree en tener participación limitada (o ninguna participación) en la economía convencional. Creen en el mínimo consumo de recursos posible. Básicamente esta gente considera que no se debe participar en el consumo normal, a como todos lo conocemos, y a cómo lo establece la economía mundial.
Hay muchas razones que dan los freegan para no hacerlo, y eso los lleva a tener que buscar un estilo de consumo alternativo para satisfacer sus necesidades.
Qué es lo que no consumen los Freegan?
Los freegan más ortodoxos básicamente no consumen nada que requiera participar de la economía tradicional. Eso significa no comprar comida, no pagar por servicios básicos, no pagar por vivienda. Encuentran formas creativas, para vivir de gratis.
Existen también otros freegan un poco más moderados que si creen en un consumo limitado de artículos y servicios convencionales pero complementado con un aprovechamiento grande de los recursos, recursos que no provienen del comercio tradicional.
Cómo obtienen alimentos y recursos los Freegan?
En la parte de los alimentos, hay un documental que nos explica cómo hacen los freegan. El documental “Just eat it: a food waste story” nos muestra un experimento que hicieron un par de estadounidenses para demostrar cuánta comida se estaba desperdiciando en ese país a diario. Decidieron vivir durante 6 meses, solamente con alimentos recuperados o donados por otras personas. Alimentos que de otra forma habrían ido a dar a la basura.
Iniciaron con el método que todos se imaginan: buscando en los contenedores de basura de restaurantes y supermercados. Pero luego descubrieron que los centros de distribución de los supermercados desechaban muchísimos productos, que ni siquiera habían sido abiertos.Igual sucedía con las fincas productoras de vegetales y frutas. Al cabo de unos meses, terminaron con más comida de la que jamás podrían haber consumido.
Porque la realidad es que a diario, desechamos una cantidad excesiva de alimentos perfectamente buenos. Eso quizás es lo que me llamó más la atención de este tema de los freegan: nos demuestran que en un mundo en donde nos repetimos a diario que no hay suficientes recursos para todos, estamos botando una cantidad de comida que alcanza, y sobra para alimentar personas durante toda su vida.
También hay experimentos muy interesantes que hacen los freegan como los llamados “jardines guerrilla”. Los jardines guerrilla son jardines o huertas que hace esta gente en espacios urbanos abandonados, que no están cumpliendo ningún propósito. De ahí obtienen una cantidad de importante de vegetales para consumir. Otro resultado que nos enseña mucho: aún en las ciudades más densas, hay espacios que se pueden aprovechar para cultivar alimentos, aunque sea simplemente por la recreación de hacerlo.
Qué podemos aprender de los freegan?
El hecho de que alguien pueda sobrevivir durante toda una vida y de manera cómoda a partir de las cosas que esencialmente desecha el resto de la sociedad, tiene que ponernos a pensar. Exactamente cuánto estamos desperdiciando en nosotros, qué es suficiente para alimentar y dar condiciones de vida a docenas de personas y más allá?
Todo eso que estamos desperdiciando tiene un historial. Un historial de consumo energético, de consumo de agua, y de emisiones de carbono. Verdaderamente debería preocuparnos que después de haber generado todos esos impactos, nos demos el capricho de tirar a la basura algo porque le apareció una mancha o un punto suave que no nos gusta.
Me parece muy bien que haya gente que aproveche lo que los demás desperdician. Pero ese no debería ser el final de la historia. El final de la historia debería ser tomar conciencia de lo que estamos haciendo, y parar el desperdicio.
Y no solo con los alimentos. Tenemos que parar el desperdicio con nuestra ropa, con nuestros medios de transporte, y por supuesto con nuestros dispositivos electrónicos. Y la lista sigue. Casi en cualquier actividad, con cualquier producto, podemos encontrar que al final una parte importante del valor queda desperdiciado en un basurero.
Piénsenlo: cuándo fue la última vez que usando un producto “hasta la muerte”? La última vez que botaron una camisa porque estaba completamente irreparable? La última vez que cambiaron de celular porque dejó de encender, y ningún taller pudo repararlo por más que intentaron?
Si ya hicieron el reto del closet de aprendiendo minimalismo… cuántos objetos perfectamente buenos, perfectamente aprovechables, sacaron del closet? Cuántos meses o años de uso de esos objetos quedaron desperdiciados, simplemente porque se olvidaron de que los tenían?
Da mucho para pensar, definitivamente.
De paso, si quieren pasar unas horas muy provechosas frente al televisor (suena extraño, pero es posible!) les recomiendo el documental Just Eat It. Fijo quedarán sorprendidos después de verlo.