Ocupamos más silencio en nuestras vidas!

La realidad de nuestras vidas: son demasiado ruidosas. Nuestras vidas están cargadas de demasiado ruido externo, y demasiado ruido interno.

Ruido externo no hay que explicarlo. Cualquiera que viva o pase por una ciudad, o trabaje en una oficina, sabrá de qué estoy hablando. Recuerdo que cuando estaba en la escuela, en algún momento en ciencias nos explicaron acerca de la contaminación sónica, y el concepto nos pareció extraño. Contaminación era algo que se respiraba, algo que estaba ensuciando el agua o la calle, cómo podía el ruido ser contaminación? Y cómo podía ser que, según el libro de ciencias, ese ruido generara cambios en el cuerpo de uno e incluso lo pusiera en mayor riesgo de sufrir enfermedades?

Unas décadas después, más bien sobran los estudios al respecto, y el internet está lleno de relatos y experiencias que lo comprueban. Las zonas alejadas de las ciudades, donde hay silencio, se han convertido en un premium para los que venden edificios, y ahora los consultores en acústica y los fabricantes de materiales aislantes están haciendo su agosto.

Ruido interno? Ese es un tema nuevo, que ha surgido con la era de la información. Pero eso no significa que sea menos relevante, incluso podría ser hasta más relevante que el problema de ruido externo. Desde que nos levantamos en la mañana, estamos cargados de información, de ideas, de problemas, y de un montón de cosas que circulan por nuestra mente y requieren un esfuerzo terrible para manejarse. Dentro de nosotros, unas cosas caen encima de otras, mientras tratamos de recordar qué teníamos que hacer que no hicimos el día anterior, y el nivel de ruido interno que tenemos de repente es inmanejable… y eso que ni siquiera hemos salido de la casa.

Nuestras vidas ocupan más silencio. Más tiempo en donde podamos simplemente estar, sin tener encima el estrés de estar pensando en qué vamos a decir en seguida, o en qué respuesta le vamos a dar a la siguiente persona que pase por la puerta.

El silencio nos ayuda a ser mejores

Puede que todo esto acerca del ruido interno y externo suene demasiado new age para algunos. Pero en realidad no, el tema es mucho más concreto y estudiado de lo que se imaginan. Imke Kirste, del Centro Médico de la Universidad de Duke en Estados Unidos, publicó un estudio en la revista Brain Structure and Function, en donde encontró que los periodos de silencio están relacionados con el crecimiento de neuronas en el cerebro a largo plazo. Todos los ruidos y el silencio inicialmente generan un mayor crecimiento de neuronas inicialmente, pero después de unos días, el efecto de crecimiento se sostiene solamente en condiciones de silencio. Donde hay ruido, el crecimiento de neuronas se detiene al cabo de unos días.

L. Bernardi, del Departamento de Medicina Interna de la Universidad de Pavia en Italia, publicó un estudio en la revista Heart, donde estudia el efecto relajante de la música, tanto en músicos como en personas normales. Y encontró que los dos minutos de silencio entre canciones calman el corazón y la actividad cerebral muchísimo más que cualquier tipo de música (incluyendo música de relajación).

Y Jungsoo Kim, de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Sydney tiene publicado un estudio en el Journal of Environmental Psychology donde compara la efectividad de las oficinas «abiertas» (donde todo el mundo comparte un mismo espacio) con las oficinas privadas donde hay despachos cerrados, y entontró que los daños causados por las interrupciones y distracciones en las oficinas abiertas, muchas veces llegaban a superar los beneficios de una mayor interacción entre las personas.

Y así podríamos seguir citando estudios serios, que al final respaldan una conclusión: ocupamos más silencio en nuestras vidas. El silencio es bueno, nos ayuda a pensar mejor, y nos ayuda a que nuestras vidas sean más placenteras.

Y no solo lo decimos aquí. Cualquier persona altamente productiva les podrá confirmar, que ellos tienen su propia rutina de silencio: tiempo a solas, donde puedan reflexionar y pensar, sin interrupciones externas ni pensamientos que los distraigan.

Como controlar el ruido en nuestras vidas

Les voy a compartir una solución minimalista que me ha funcionado increíblemente bien a mí, para lidiar con el ruido externo… en la oficina, en la casa, en donde sea.

Los conocen? No son audífonos. Son protectores auditivos de los que se usan para operar maquinaria y para proteger a los trabajadores en condiciones de niveles de ruido peligroso. Fíjense la próxima vez que estén en el aeropuerto, los que guían los aviones en las pistas los usan todo el tiempo.

Yo tengo un par que compré en la ferretería, creo que me costaron como $10. En Amazon también se consiguen, y producen una reducción de ruido impresionante, de 20 a 35 dB dependiendo de los que compren. En mi caso el ruido esos que tengo vuelven casi imperceptible el ruido de la calle que tengo al frente, por donde pasan miles de automóviles y camiones pesados por hora. Y si encima de eso agrego unos tapones protectores, quedo en total silencio, no importa lo que esté sucediendo afuera. Puedo pensar, meditar, todavía no he logrado dormir con ellos… pero algún día lo lograré.

Si, es bonito tener ventanería acústica y deflectores para protegernos del ruido externo, pero si quieren solucionar el problema de ruido externo ya, y sin gastar una fortuna, estos protectores son una maravilla. Nada más asegúrense de que la reducción sea certificada, y que sean unos 20 dB por lo menos. Si tienen dudas, vayan a una tienda de equipo de seguridad personal, ellos los podrán guiar sin problemas.

Y el ruido interno? Bueno, una vez que hayan solucionado el problema del ruido externo, pueden comenzar a atacar el ruido interno. Ese tenemos que solucionarlo dándonos espacios de silencio. A muchas personas le sirven espacios pequeños, más frecuentes. Otros prefieren espacios largos, menos frecuentes. Tendrán que probar a ver qué les funciona mejor.

En la oficina, dénse unos cinco minutos en silencio entre reunión y reunión. Simplemente tiempo para no pensar, para silenciar su mente. También, utilicen un método como GTD para manejar sus compromisos y obligaciones, y ayudarse a tener menos en la cabeza.

Salir a caminar durante la hora de almuerzo, o en cualquier momento durante el día, es una forma milenaria y muy efectiva de silenciar nuestros pensamientos. Hay algo que ocurre cuando salimos y nada más caminamos, que calma nuestra mente y nos ayuda a ordenar las ideas.

Practique la meditación y los ejercicios que describimos para estar presente en el momento. A veces para silenciar nuestra mente, tenemos que atraparla para sacarla del futuro o el pasado, y traerla al momento actual.

También, podemos silenciar todas las distracciones que tenemos a nuestro alrededor. Cierre su correo electrónico mientras trabaje, no hay nada peor que ver a alguien perdiendo la concentración cada 3 minutos porque tiene que ponerse a ver el correo más reciente que le acaba de entrar. Cierre sus correos, no van a ir a ningún lado, ahí estarán dentro de unas horas, o cuando tenga tiempo para revisarlos. Haga lo mismo con su teléfono, con Whatsapp, con twitter, y especialmente con Facebook. No deje que esas fuentes de ruido mental le interrumpan su productividad.

Les estresa pensar que se «perderán algo importante» si no están pegados a su correo o a su teléfono? Consideren que está demostrado que la productividad de alguien se estrella cuando empiezan a responder a todo tipo de distracciones diferentes mientras trabajan. Por no «perderse algo importante», están sacrificando su efectividad al producir, y se están ganando más tiempo y más horas en la oficina automáticamente.

Sobre todo, dénse ese espacio de silencio para ustedes mismos. Saquen el tiempo para aislarse del ruido, aunque sea solamente por algunos minutos.

Tenemos que aprender a silenciar el ruido en nuestras vidas: el ruido externo, y el ruido interno. Pruebe hacerlo durante unas semanas, de seguro notará la diferencia. Y una vez que haya dominado el arte de aislarse del ruido, no querrá volver a estar inmerso en él.