Les gustó el paso 1 del reto de minimalismo? Pues, vamos a dar otro paso. Este es nuestra aventura minimalista, día 2.
Lo primero que vamos a hacer el día 2, es detenernos.
Deténgase. Detenga lo que esté haciendo. Detenga lo que haya a su alrededor. Apague los electrodomésticos, el televisor, la radio, la música. O busque un lugar más silencioso y tranquilo que el lugar a donde está ahora. Solo será durante unos minutos.
Póngase cómodo. Puede estar de pie, sentado, acostado, como prefiera. Si quiere, cierre sus ojos.
Ahora inhale profundamente por su nariz. Llene por completo de aire sus pulmones, hasta que ya no pueda inhalar más. Sostenga 2 segundos. Y exhale lento, por su boca, hasta vaciar completamente sus pulmones. Note como al final de la exhalación, todo su abdomen se contrae… siga exhalando hasta que ya no pueda más. Hágalo con calma, poco a poco.
Repita la secuencia 5 veces, o más si quiere. No permita que nada lo distraiga. Son solo unos minutos: enfóquese completamente en su respiración, ignore todo lo que tiene alrededor y todo lo que tiene en su mente.
Eso que acaba de hacer se llama enfocarse. Es poner su atención en el presente, en el mundo real, en lo que está sucediendo ahora. Es quitar de su mente todas las preocupaciones y pensamientos que tiene dando vueltas. Sé que suena muy new age e imaginativo: una de esas técnicas hipster que andan vendiendo los gurus de la autoayuda. Pero no lo es. Es simplemente una forma de recuperar su concentración, porque si hay algo que nos hace falta actualmente, es concentrarnos en el presente.
Cada vez que se sienta perdido, o con demasiadas cosas en la cabeza, dedíquese a respirar y enfocarse un par de minutos. Si lo hace con frecuencia, todos los días, ayudará mucho a su concentración y tranquilidad.
Ahora que aprendimos a enfocarnos, viene nuestro aprendizaje minimalista. Recuerda el día 1? El sentimiento de felicidad, el desaparecer los objetos innecesarios? Hágalo de nuevo. Pero ahora no con 1 objeto… con 3. Tres objetos de su closet que no estén aportando valor, tienen que salir de su vida. Recorra el closet, hasta que encuentre esos 3 objetos, y sáquelos: a la bolsa de basura o caja de cartón.
Si apenas está empezando en la aventura del minimalismo, no debería costarle mucho. Probablemente esté repleto de cosas sin valor. Saque tres, ni más ni menos.
Y vea como creció la bolsa o la caja, en tan solo unos minutos. Y con cada objeto que va a dar ahí, se siente un poco más en control, y sus espacios están un poco más en orden.
Preocupados porque solo han sacado cuatro cosas? No se preocupen. No estamos aprendiendo a hacer una pila kilométrica de cosas: estamos aprendiendo algo mucho más importante. Hay cosas innecesarias en nuestra vida, y estamos aprendiendo que la decisión de eliminarlas, es nuestra. Cualquiera puede hacer una pila kilométrica de objetos, eso es muy fácil. Lo difícil es realmente aceptar que es hora de separarnos de esas cosas.
Con el tiempo, llegamos a creer que nuestras cosas son inquilinos en nuestra vida, y que tienen un contrato indefinido que les da derecho a estar ahí. Pero no. Nuestras cosas no tienen derecho sobre nosotros, nosotros somos los que tenemos derecho sobre ellas. Y eso nos permite sacarlas, cuando ya no son útiles.
Sabiendo eso, así como eliminó 4 cosas, pronto eliminará 10, 20, 30, 100… porque usted está en control.
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