En el paso 7 de nuestra aventura minimalista, vamos a seguir deshaciendonos de cosas que no cumplen ninguna función en nuestra vida. Y vamos a volvernos un poco más abstractos para ponerle atención a algo que representa una acumulación innecesaria y muchas veces invisible en nuestra vida: exceso de información.
Lo que más tenemos en este momento en nuestras vidas es información. Nuestro mundo entero gira alrededor de enviar y recibir información todos los días. El comercio de bienes es un negocio multimillonario, pero el comercio de información y conocimiento es un negocio 10 veces más grande.
Y eso significa que nuestras vidas terminan llenas de información que muchas veces no ocupamos. Basta con abrir la gaveta de nuestro escritorio y revisar. Estados de cuenta, facturas, volantes, correos, hojas de cálculo, anotaciones, agendas, minutas… muchas con años de antigüedad, y que verdaderamente nunca llegaremos a ocupar.
Y mejor ni hablar de nuestro correo electrónico, en donde tenemos acumulada una cantidad de información que de seguro triplicará nuestros papeles. Conozco gente que aún en este momento sigue almacenando en su correo electrónico presentaciones de Powerpoint, que le enviaron hace 7 años… cuando eso era popular. Nunca las volvió a usar… simplemente siguen ahí eternamente, porque “quién tiene tiempo de limpiar eso?”.
“Por si acaso” son las palabras más peligrosas en nuestra aventura minimalista. Esas palabras nos llevan a almacenar un montón de papeles, “por si acaso”, que en realidad no deberíamos estar almacenando.
Así que nuestro ejercicio en este paso minimalista, es deshacernos de toda esa información innecesaria. Comencemos por lo más tangible: papeles. Debemos vaciar todo lo que tengamos acumulado en gavetas, estantes y cajas. Luego tenemos que revisar qué cosas verdaderamente ocupamos. Sí ocupamos conservar un papel porque la ley nos lo exige, pues así será. Pero la realidad es que, legalmente, son muy pocos los papeles que tenemos que conservar. La mayoría de lo que está en nuestras gavetas, son papeles que no tienen esta restricción.
El mismo ejercicio que hizo con sus objetos físicos, ahora hágalo con sus papeles. Evalúe si realmente tener ese papel aporta valor a su vida. Si no lo hace, deséchelo.
Puede que en este paso encuentre papeles que tienen valor sentimental para nosotros: cartas, tarjetas o cosas por el estilo. Y aquí viene otra lección minimalista importante: el valor sentimental no está en las cosas, está dentro de nosotros.
La carta nos recuerda un momento de nuestra vida, o alguien que la escribió. Pero no porque ese momento viva en el papel: vive en nuestra memoria. Y puede desaparecer esa carta, que seguirá viviendo el momento en nuestra memoria. Aprender eso, nos abre la puerta a una posibilidad increíble: digitalizar los documentos. Porque para recordar, es igualmente efectiva una imagen en digital de esa carta, que la carta en papel.
Igual ocurre con los objetos que tenemos como recuerdo en nuestra vida: muchas veces no ocupamos el objeto para recordar. Podemos conservar una fotografía del objeto, y nos cumplirá el mismo propósito.
Si el valor no está en el papel, sino en lo que que contiene, conviértalo en información digital.
Es impresionante la cantidad de espacio y de tranquilidad que podemos recuperar haciendo una limpieza de papeles en nuestra casa. En muchos casos hasta encontramos y nos deshacemos de papeles que nos traen malos recuerdos, y que teníamos almacenados sin siquiera tenerlo presente. Todo eso ahora deja nuestra vida, y podemos olvidarlo.
Y qué hay de la información digital?
Una vez que se haya animado a deshacerse de papeles, también puede hacer lo mismo con su información digital! Comience por el disco duro de su computadora, y luego siga con todos los servicios que tenga en internet… especialmente su correo electrónico. Vaya poco a poco, le tomará tiempo. La primera vez que limpié mi correo electrónico, duré casi 3 meses revisando y desechando correos todos los días!
Los documentos que conserve en digital, no olvide tenerlos en un lugar seguro, con respaldos. Su correo electrónico, Google Drive, o Dropbox son buenos servicios… pero no olvide que están sujetos a problemas de seguridad internos, o a que usted tenga problemas con su contraseña y no pueda entrar.
También puede tener almacenamiento digital en su casa, que sea igual de seguro que los servicios de la nube. En este post hay una idea muy interesante para hacer un servidor casero, con respaldo, que mantenga segura su información.
No olvide ser responsable al desechar!
No olvide ser responsable al desechar esos papeles. Llévelos a un un centro de reciclaje. No los entierre: recuerde que la tinta y el papel contienen sustancias tóxicas, y deben ser tratados antes de biodegradarse. Y por supuesto, jamás los incinere.
Y no olvide destruir la información personal antes de reciclar. Nunca tire a la basura estados de cuenta bancarios, cosas que tengan su información personal, o información de sus tarjetas de crédito. Busque una destructora de documentos y páselos por ahí antes del reciclaje. De seguro en su oficina tendrán una destructora de documentos que pueda usar o alguien que conoce tendrá una máquina que le pueda prestar durante algunos minutos.