Tomar decisiones es algo que tenemos que hacer todos los días, y en todos los instantes de nuestra vida. La mayor parte de las decisiones son cuestiones triviales que tenemos que resolver, y que resolvemos fácilmente casi que sin pensarlo.
Luego hay otras decisiones que son un poco más difíciles de tomar, y ocupamos reflexionar durante unos minutos antes de tomarlas.
Y finalmente, están las decisiones imposibles. Esas que son simplemente aterrorizantes, y que nos parecen tan grandes y difíciles de tomar, que simplemente no hallamos de qué manera hacerlo. Estas decisiones nos ponen nerviosos, mucho más allá de los nervios que típicamente nos provocaría una decisión. Porque sabemos que las consecuencias puede hacer devastadoras, si todo no sale como tiene que salir. En nuestro trabajo es típico que nos aparezcan estas decisiones imposibles, pero también nos pueden aparecer en nuestra vida personal, nadie está exento de ellas.
Tener una de estas decisiones al frente nos deja paralizados: nos aterroriza a tomar esta decisión, es algo que trasciende nuestro zona de confort, no sabemos qué hacer al respecto.
Qué hacer con estas decisiones imposibles?
Si tienen miedo de tomar una decisión, tómenla con miedo. Si tienen miedo de hacer algo, háganlo con miedo.
Quedarnos paralizados frente a una decisión no nos resuelve nada. Y tampoco nos resuelve nada dejarla guardada, esperando que el asunto se resuelva solo. Les ha pasado? Piensan «si dejo esto suficiente tiempo, alguien más llegará y tomará la decisión por mí». Pero al final eso no es cierto: nadie llega, nadie toma la decisión, y al final el problema se hace aún más grande de lo que tiene que ser. Y en todo ese tiempo que pasó, hicieron algo importante? Algo aparte de estresarse, preocuparse y no poder dormir? Definitivamente no nos ayuda en nada eso!
La mejor estrategia es enfrentar la decisión, informarnos lo mejor posible, y decidir.
Hay que comenzar por entender qué es lo que hay que decidir. Muchas veces uno empieza sin tener claro qué es lo que tiene entre manos. Y el no saberlo, es lo que lo estresa más allá de lo necesario. Es una cosa, o son varias cosas? En ocasiones nos lanzan todo un paquete de decisiones entremezcladas. En esos casos recuerden a Felipe de Macedonia: divide y vencerás. Separen cada decisión que tienen que tomar, y tómenlas una por una.
Luego hay que informarse. Y hay que recurrir a todas las fuentes que sea razonable. Muchas veces nos saltamos este paso de informarnos, porque nos da pereza, porque tenemos que buscar la información, o simplemente porque no queremos tomar la decisión. Y precisamente el dato que nos saltamos, era el que nos informaba correctamente. Y luego nos estamos lamentando no haber sacado 3 minutos para buscar esa información en el momento.
Es un equilibrio interesante que hay que aprender: el punto entre tomar una decisión sin saber en qué nos estamos metiendo, y el punto de paralizarnos buscando entender absolutamente toda la información disponible. Lo perfecto, al fin y al cabo, es enemigo de lo posible.
No olviden las personas que tienen a su alrededor. Muchas veces recurrimos a interminables documentos, reportes y cantidades monstruosas de datos para tomar una decisión, pero se nos olvida la fuente más importante: la gente que puede saber al respecto. Puede que tomar una decisión con base en documentos nos lleve días para revisar todo, y luego nos demos cuenta que el del cubículo de al lado, nos podría haber dado la respuesta en 5 minutos. O, más importante aún, puede que estemos cometiendo un error en nuestras consideraciones, y al preguntarle a alguien, nos detecte ese error y nos salve de un problema.
Y finalmente el paso más importante tomar la decisión: hay que tomar la decisión. Con miedo, sin miedo, con nervios o sin nervios. Tenemos que aceptar que hicimos el mejor trabajo posible y las mejores consideraciones posibles, y tomar la decisión. Decidan, pero antes de dejarlo escrito en piedra, dénse unas horas. Han notado que a veces uno toma una decisión, y 5 minutos después le viene a la mente algo que no había considerado? Por eso es importante este último espacio. Nada más unos minutos, unas horas, para que cualquier ocurrencia de nuestra mente pueda llegarnos.
Nadie se salva de tomar decisiones complicadas en esta vida. Por más que hagamos para evitarlo, tarde o temprano nos llegará una decisión descomunalmente importante. Y con miedo o sin miedo, debemos tomarla y resolver. Sino, el problema que estamos tratando de resolver solo se hará más complicado y la decisión más imposible de tomar!